CIUDAD DE MÉXICO, 3 Ago. (Notimérica) -
Considerada como uno de los prototipos clásicos de la belleza de Hollywood, destacó por su indudable talento. Películas mudas, sonoras, obras de teatro y series de televisión configuran el haber de la primera iberoamericana que conquistó la meca del cine mundial, Dolores del Río.
María de los Dolores Asúnsolo y López Negrete nació tal día como hoy en el año 1904 en el seno de una familia de clase alta y de moral conservadora. La Revolución Mexicana (1910-1921) no fue un impedimento para su formación: Estudió en un colegio de monjas, tomando clases de baile en sus ratos libres.
Conoció a su primer marido, Jaime del Río, tras uno de sus espectáculos. Pese a los 18 años que los separaban y que ella era menor de edad, la pareja se casó a los pocos meses de conocerse. En 1925, en una reunión de la alta sociedad mexicana, el cineasta Edwin Carawe se fija en ella, convenciendo al nuevo matrimonio de embarcarse hacia Hollywood.
LA PRIMERA IBEROAMERICANA EN HOLLYWOOD
Configurándose como la versión femenina de Rodolfo Valentino, del Río comienza a triunfar en el cine mudo casi inmediatamente. Encasillada en papeles de indígena, la mexicana alcanza la fama con cintas como 'Resurrection' (1927), 'Ramona' (1928) y 'Evangeline' (1929). En estas dos últimas, además, interpreta partes de la banda sonora.
La década de 1930 supuso tanto su consagración como su declive. Casada con uno de los fundadores de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográfica, supo adaptarse a la llegada del cine sonoro sin problemas.
Coprotagonizó películas con Fred Astaire y Ginger Rogers. Sin embargo, varios fracasos en taquilla hicieron que se centrara en la publicidad, volviéndose conocida por anunciar para la marca tabaquera Lucky Strike o la de maquillaje Max Factor.
La persecución anticomunista también le afectó, siendo una víctimas más de una caza de brujas sin sentido. Tras empezar un romance con Orson Welles, estuvo presente durante todo el rodaje de 'Ciudadano Kane'. No participó en 'Vértigo' de Alfred Hitchcock debido a un error con su nombre.
REGRESO A MÉXICO
La muerte de su padre y el suicidio de Carawe hicieron que regresara a su México natal. Después de participar en 'El fugitivo' (1947) y 'La malquerida' (1949) le fueron ofreciendo más papeles secundarios. Así, se fijó en el teatro para relanzar su carrera. 'Mi querido embustero' (1963) y 'La dama de las camelias' (1968) fueron algunos de sus éxitos sobre las tablas.
'La cucaracha' (1959) y 'The children of Sánchez' (1978) le unieron a otras estrellas mexicanas de la gran pantalla, como María Félix en un primer caso, o como Anthony Quinn y Katy Jurado después. Esta película, además, sería su último film.
También realizó incursiones en la televisión durante la década de 1960, pero con escaso éxito. Cuando por fin le ofrecieron protagonizar una telenovela, su salud estaba tan deteriorada que tuvo que rechazarla.
MUCHAS MÁS SIGUIERON SU CAMINO
Aquejada de artritis, osteomielitis y Hepatitis B, Dolores del Río fallecía en California el 11 de abril de 1983 a los 78 años de edad. Justo ese día le llegó una invitación para asistir a la próxima gala de los premios Oscars.
Gozando de un gran reconocimiento en vida, destacó tanto por su belleza como por su talento. Lejos de encasillarse en el cine de Hollywood, supo reinventarse, en consonancia con la llegada del cine sonoro.
Posee una estrella en el Paseo de la Fama, siendo la primera iberoamericana en triunfar en la meca del cine. Sus pasos fueron seguidos por grandes actrices latinas como Salma Hayek, Penélope Cruz o Eva Mendes.