MÉXICO, 4 Dic. (Notimérica) -
El inolvisable actor mexicano Roberto Gómez Bolaños 'Chespirito', que dio vida a 'El chavo del 8' y que falleció recientemente, se coló en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, donde una de las actividades que se desarrolla es 'Destinaçao Brasil'.
Destinaçao Brasil es un paseo por ese gigante latinoamericano, en un intento por dar a conocer la diversidad de su cultura y, en particular, de su literatura. O, para ser más precisos, sus culturas y sus literaturas. A la vez, los escritores que participan desean mostrar lo parecido que es Brasil a México.
Y fue en una de las sesiones cuando Gustavo Pacheco, el moderador de Destinaçao Brasil, señaló que cuando falleció Roberto Gómez Bolaños 'Chespirito', un diario mexicano tituló la nota con algo así como 'Murió Roberto Gómez Bolaños, muy popular en América Latina, Brasil y España'.
Indignado, Pacheco se preguntó cómo era posible que dejaran a Brasil fuera de Latinoamérica y añadió: "nuestra intención es mostrar la diversidad brasileña, para evidenciar, al mismo tiempo, las similitudes con México".
Pero los mismos participantes en dicha sesión eran autores brasileños de realidades, geografías y culturas diferentes, y también es distinto cómo cada uno de ellos se acercó a la literatura, a la escritura.
Así, Altair Martins nació en una familia del sur de Brasil (donde se come carne de vaca y se toma mate, como en Argentina y Uruguay), en una casa sin libros. Su acercamiento a la literatura fue en la adolescencia, a través de la poesía, en particular la de Carlos Drummond de Andrade, "en él encontré algo mágico, una explosión de vida; era como las matemáticas, pero sin números".
Caso contrario el de Tércia Montenegro, hija de profesores, nacida en la ciudad de Fortaleza, al norte de Brasil, donde se come pescado y se toma agua de coco.
"Vean la diferencia, Brasil es un país diverso, continental, con múltiples facetas, tanto en lo culinario como en la manera de hablar, seguro que los del norte no entienden los modismos de los del sur, y viceversa".
En su casa el amor por la lectura fue la constante y, sin embargo, dijo: "pude haberme sentido agobiada por los libros, que estaban en todas partes, o bien Altair pudo no haberse acercado a la literatura nunca, porque en su casa no hubo libros y, sin embargo, ambos pudimos enamorarnos de las letras".
A su vez, otro de los participantes, Marcelo Ferrari, creció con libros de ciencia ficción, de autores como Isaac Asimov y Arthur C. Clarke y thrillers que leía su padre; su madre, ingeniera, leía libros de ciencia.
La literatura llegó para él durante la secundaria, cuando comenzó a visitar la biblioteca después del colegio y a enamorarse, primero, de autores extranjeros, para luego conocer a los brasileños.
Se hizo periodista, cuentista, editor y papá. Y, por lo general, después de dormir a los niños, ya tarde, es cuando se dedica al oficio de escritor.