SAN JUAN, 22 Dic. (Notimérica) -
La Navidad es una época muy esperada en toda la región iberoamericana. Todos los países aprovechan estas fechas para reunirse con la familia y disfrutar de un merecido tiempo de diversión. Aunque cada país difiere en su forma de celebrarlo, los países centroamericanos, que comparten una cultura muy similar, tienen unas celebraciones bastante parecidas.
La mayoría de estos países comienzan el período oficial de Navidad con la celebración del Día de la Inmaculada Concepción varias semanas antes de Nochebuena en casi toda Centroamérica, a excepción de Guatemala. Por el contrario, este país también da comienzo a los festejos el 7 de diciembre pero con la celebración de la Quema del Diablo. La tradición consiste en deshacerse de todas las cosas viejas que se encuentren en casa con el objetivo de hacer una limpieza que permita renovarse y terminar bien el año.
Las Posadas es otra tradición muy arraigada en la región centroamericana. Tanto Honduras como Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá celebran estas populares fiestas navideñas durante los nueve días antes de la Navidad.
Del 16 al 24 de diciembre, cada barrio conmemora el peregrinaje de María y José hasta Belén en busca de una posada en la que alojarse y dar a luz al niño Jesús. Durante el festejo las personas desfilan por las calles portando velas que iluminan el camino de la Virgen y cantando villancicos a la vez que acompañan la escenificación del peregrinaje. Cada año, personas disfrazadas de María y José hacen ese recorrido por las calles visitando las diferentes posadas que los vecinos han creado dentro de sus hogares para ellos.
En Guatemala, por ejemplo, se realiza una procesión durante este festejo que muestra una pequeña tarima con imágenes de María y José vestidos de peregrinos cargada a cuestas por un grupo de personas.
Al final de esta tradición, es costumbre romper una piñata con forma de estrella de siete picos, cada uno de los cuales simboliza uno de los pecados capitales, de llamativos colores que intenta seducir a todo aquel que la mira. La persona que con los ojos vendados trata de golpear la piñata simboliza la fe y la victoria sobre el pecado.
Entre otras tradiciones de Navidad en Centroamérica destacan los concursos navideños que realizan Panamá y Costa Rica. Ambos países optan cada año por premiar a las comunidades de vecinos que mejor decoran sus viviendas y calles aportándoles un aire alegre y de fantasía.
Pero si hay una celebración que todas ellas comparten casi por igual es la cena de Nochebuena. Las familias se reúnen entre grandes banquetes, decoraciones navideñas y sus mejores trajes, como ocurre en la mayor parte del mundo, para celebrar en buena compañía la llegada de la Navidad. Casi todas acuden a la Misa del Gallo, puesto que estos países conservan una gran tradición católica, tras la cual vuelven a casa para abrir los regalos de Papá Noel. El día 25 de diciembre es un día para disfrutar del descanso, hacer uso de los regalos recibidos la noche anterior e incluso continuar el festejo con familiares y amigos.
La figura de los Reyes Magos aún se conserva en los países de Centroamérica a pesar de la creciente popularidad de Papá Noel. Puerto Rico es uno de los países que más esmero pone en esta celebración navideña. El día 5 de diciembre los niños ponen junto a sus camas agua y césped para que los camellos recuperen fuerzas en una noche de tanto trabajo. Ese mismo día tanto adultos como niños entonan algunos cantos tradicionales dedicados a estos tres personajes. Al día siguiente, los niños encuentran los regalos debajo de sus camas.
Puerto Rico es el único país que amplía la celebración de la Navidad hasta el 15 de enero, el último día de un período denominado como las Octavitas. En el transcurso de esta festividad se continua con el homenaje al niño Jesús y a los Reyes Magos.
Otra tradición que comparten muchos de estos países, como por ejemplo Nicaragua, es el Amigo Secreto. Cada participante escoge al azar una papeleta que contiene el nombre de otro participante al que le tendrá que hacer un regalo sin descubrir jamás su identidad.