MADRID, 14 Sep. (Notimérica)
El niño que nació en un pueblo del estado más pequeño de México al que nadie le permitía soñar con ser cantante ha conseguido que su quinto disco se convierta en número uno en ventas. Carlos Rivera le escribe al amor y a la vida, no se identifica con el reguetón ni la música mainstream latina y está convencido de que la clave de su éxito es que sus canciones inspiran a la gente "a perseguir sus sueños".
De padre ganadero y madre maestra, Carlos nació en Tlaxcala, un lugar donde cuando soñaba con ser cantante todo el mundo le decía que estaba loco. "Uno sueña hasta donde se te permite cuando vienes de un lugar pequeño, pero yo me negaba a soñar con límites", relata el artista mexicano a Notimérica en Madrid, la ciudad que le dio su primera gran oportunidad cuando le seleccionaron en 2011 para interpretar a Simba en el musical 'El Rey León'.
A los quince años se apuntó a un concurso de canto en su colegio. Lo ganó y de ahí pasó a competir en otro interestatal que también se llevó de calle. Decidió presentarse a un conocido programa de talentos de la televisión mexicana y le rechazaron en el primer casting. Volvió a ponerse a la cola, a esperar varias horas y consiguió entrar. Entró, ganó y comprendió que su carrera debía definitivamente enfocarse hacia la música. Cuando pensaba que estaba en la cima casi sin esfuerzo, llegaron rápidamente dos años complicados en los que no terminaba de formalizarse ningún contrato y dejó de confiar en sí mismo.
Fue el teatro musical lo que le salvó. Comenzó a actuar en musicales como 'Bésame Mucho', 'Mamma Mía' o 'La Bella y La Bestia', todos ellos en México, hasta que la posibilidad de interpretar a Simba se cruzó en su camino. Durante dos años dio vida a este personaje en un teatro madrileño que siempre estaba lleno, donde "la gente aplaudía y era de verdad". "Allí me reencontré con mi yo artista", cuenta, posiblemente motivado por las similitudes que encontró entre el personaje de Disney y él mismo. Esa fe inquebrantable de Simba también la tiene Carlos.
Simba tuvo que salir de su lugar de origen y encontrar su sitio en el ciclo de la vida, básicamente como Carlos, que no solo abandonó su pueblo, sino que llegó a España "casi huyendo" de México y tratando de encontrarse a sí mismo. El pequeño león venía de ser el rebelde que jugaba con Timón y Pumba y de pronto tuvo que tomar la responsabilidad de su vida, al igual que el cantante, que comenzó a sentir que sus canciones ayudaban a quienes le seguían a tomar decisiones y sintió "esa responsabilidad de que todo lo que escribiera aportase algo".
Fueron dos años interpretando un papel en los que dejó de lado su marca personal, aunque siempre tuvo claro que quería retomarla. Por eso, en 2013, abandonó la Gran Vía de Madrid para sacar su primer disco con una discográfica de primer nivel con el miedo de no saber si conseguiría como Carlos Rivera llenar teatros como lo hacía Simba. O si lograría los mismos aplausos a cuerpo descubierto que con máscara y disfraz.
LLENO EN EL PALACIO DE LOS DEPORTES
El niño que siempre había tenido claro que triunfaría en la música comenzó a cosechar éxitos que ni siquiera él había imaginado. Llenó varias veces el Auditorio Nacional de México y, como colofón a una gira por la España donde se había terminado de formar como artista llenó el mítico Palacio de los Deportes, hoy rebautizado Wizink Center. "Cuando subí a ese escenario me vinieron miles de recuerdos de cuando de niño me imaginaba cantando por todo el mundo", explica un Carlos que con cada uno de los logros que va añadiendo a su palmarés se sigue emocionando.
Sus actuaciones, muchas de ellas grabadas y accesibles vía Internet, le muestran así. "Incrédulo" incluso en algunas ocasiones. Uno de los artistas más reconocidos del panorama latino sigue poniéndose nervioso al salir a cantar o al compartir escenario con algunos de sus colegas. Dice Carlos que espera "no perder eso nunca, porque esa emoción ha sido parte importante de la conexión con el público que me sigue". Reconoce que no le gusta limitarse en ese aspecto emocional.
Es posiblemente esa la razón por la que prefiere no dar el salto al todopoderoso reguetón. En numerosas entrevistas, cuando le preguntaban por su opinión sobre este género musical que inunda pistas de discotecas con letras que en muchas ocasiones denigran a la mujer, nunca termina de dar su punto de vista. Se nota que no le gusta, pero que tampoco quiere ser crítico con sus compañeros de profesión. Su apuesta va en otra dirección: la de volver a ofrecer al público una alternativa al reguetón. "Si le damos una vuelta al pop y empezamos a ofrecer algo nuevo, seguramente estemos generando esa alternativa; pero si no lo hacemos lógicamente lo único que vamos a escuchar será eso".
'GUERRA', MÁS QUE EL NOMBRE DE UN ÁLBUM
Así que en esa batalla está Carlos, en la de reinventar el pop con fórmulas que no sean tan matemáticas como 'estrofa-estrofa-estribillo, estrofa-estrofa-doble estribillo-fin'. Porque ha comprobado que sus canciones, al salirse de esta fórmula, se han colado entre las más escuchadas de México, el resto de Iberoamérica e incluso de España.
'Guerra' es el nombre de su nuevo disco y el apellido materno de Carlos, pero también es una de las grandes lacras de la sociedad. En concreto México es el país con más homicidios por habitante sin tener un conflicto armado. Es la razón por la que en su nuevo álbum, y aprovechando su condición de altavoz, ha querido incluir un tema, 'Grito de guerra', que pretende servir de denuncia a la violencia que impera en el mundo. "Nos encontramos en un mundo tan complejo que cuando tú tienes el don de escribir canciones es imposible no hacerlo sobre esa parte", argumenta un Carlos que reconoce sentir "ganas de llorar y frustración" cuando ve que por decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se está separando a padres y madres de sus hijos en la frontera del país con México.
Acaba de llegar a España para comenzar su nueva gira. Viene de Londres, de grabar en los estudios de Abbey Road un disco acústico para el que ha contado con la Orquesta Filarmónica de la capital británica. Durante los próximos meses compaginará sus conciertos con su papel como jurado en 'La Voz México', otro programa de búsqueda de talentos similar al que a él le lanzó a la fama. Su único consejo para los aspirantes que forman parte de su equipo es que el concurso en sí mismo no es relevante, sino solo "el comienzo de una carrera muy dura" en la que las oportunidades no llaman a la puerta sino que hay que salir a buscarlas, como él hizo.