LIMA, 26 Jul. (Notimérica) -
Atahualpa fue el decimotercer y último emperador de la civilización Inca. Inteligente, autoritario, pero poco diestro para la guerra, tuvo que hacer frente a la colonización de su territorio por parte de Francisco Pizarro. Mucho se ha investigado en torno a la relación de ambos, pero lo cierto es que fue sentenciado a muerte el 26 de julio de 1533, finalizando con él uno de los linajes indígenas más importantes.
Se desconoce el lugar y la fecha de nacimiento del último Cápac Inca. Sin embargo, está documentado que pasó su infancia en Cuzco junto a su padre. Fue educado desde muy joven para gobernar, además de realizar entrenamiento militar.
Su padre murió repentinamente por la viruela sin dejar un sucesor designado. De esta forma, dos de sus hijos se erigieron para disputar el trono, Huáscar y Atahualpa, dando comienzo a la guerra civil incaica. Más de trece batallas enfrentaron a los hermanos, dándole la victoria al segundo de ellos en 1532.
Mientras sus tropas marchaban hacia la capital del imperio, el nuevo Cápac se dirigió a Cajamarca, una ciudad en la Cordillera de los Andes peruanos, avisado de la llegada de extranjeros. Antes de llegar a su destino, sufrieron una emboscada, siendo apresados y desarmados por los españoles.
CAPTURADO POR LOS ESPAÑOLES
Ya en Cajamarca y con signos aparentes de paz, los conquistadores instaron al emperador a que aceptara el cristianismo y la autoridad del rey Carlos I, a lo que se negó. Ante su respuesta, cientos de soldados españoles aparecieron de su escondite, realizando una masacre en la plaza de la ciudad. La orden era asesinar a todos los guardias del inca pero sin herirle, bajo pena de muerte.
Tras la masacre, Atahualpa fue tomado como prisionero, pero en ningún momento perdió la calma. Se mostró amable, alegre y conversador con sus captores. Las fuentes afirman, además, que aprendió a jugar al ajedrez observando desde su celda.
MUERTE RODEADA DE MISTERIO
La precaria situación de los españoles, temiendo un ataque indígena y asolados por las enfermedades tropicales, hacen creer a los historiadores que la libertad del emperador nunca fue una opción. Pese a que este les prometió llenar la habitación donde estaba con oro, plata y piedras preciosas, el 25 de julio de 1533 comenzó un proceso para juzgarle.
Acusado de idolatría, herejía, poligamia, incesto y traición, el emperador fue bautizado en el cristianismo bajo el nombre de Francisco y posteriormente estrangulado la mañana del 26 de julio. Su cuerpo permanece en paradero desconocido, robado a los pocos días para, se cree, momificarlo y enterrarlo con sus antepasados.
Existe mucha controversia en torno al asesinato de Atahualpa. Muchos acusan a Pizarro de traidor, mientras que otros afirman que el conquistador estaba en contra del ajusticiamiento y que incluso lloró cuando vio su cadáver. Su muerte, de cualquier forma, supuso el final del mítico imperio Inca, que continúa rodeado de misterio.