MADRID 10 Mar. (EUROPA PRESS) -
La autora argentina Samanta Schweblin, que vuelve a publicar sus cuentos en 'El buen mal' (Seix Barral), ha asegurado, en referencia al actual presidente del gobierno de Argentina, Javier Milei, que ir "contra la cultura" en un país en el que la misma cultura ha sido un lugar de "resguardo y de brutal resistencia", no es "nada inteligente".
"Si es una batalla (cultural) o no, tiene que ver con la unidad de medida que elijas ponerle a eso. Si estás pensando en este año o en este ciclo que estamos sobreviviendo, ir contra la cultura en un país donde la cultura siempre ha sido un lugar de resguardo y de brutal resistencia, no es nada inteligente. Hemos pasado por estos ciclos antes, muchas veces. Y como la mujer de este libro, nos volvemos a poner de pie. Depende con qué regla midas esto: si realmente estamos sucumbiendo o estamos pasando por un pésimo momento", ha reflexionado Schweblin en un encuentro con los medios este lunes.
En ese sentido, la escritora --que lleva viviendo 12 años en Berlín-- ha lamentado que en Argentina se esté viviendo "el futuro", porque políticos afines afine a Milei están comenzando a llegar a los ejecutivos de varios países más.
"Hago un chiste espantoso que es que en Argentina estamos viviendo en el futuro, porque literalmente hace un año empezó allá lo que está por empezar acá. Lo dice el propio presidente, con sus propias palabras y toda tranquilidad: es una batalla cultural", ha añadido Schweblin.
La autora, que ha sido finalista en tres ocasiones del International Booker Prize, regresa a su género más habitual, el cuento, en seis relatos en los que temas el miedo, la culpa o el cuidado, están muy presentes. "Vengo de una familia, de una tradición del cuento extraño. Mis maestros, los autores argentinos que leí, son grandes cuentistas, además. Y sobre todo el cuento de lo extraño", ha explicado.
REFERENTES FEMENINOS
Esos referentes, hasta hace poco tiempo, eran escritores masculinos pero ahora, Schweblin, reconoce el trabajo de autoras "que no estaba leyendo y que estaban escribiendo igual o mejor que ellos".
"Todas esas autoras estaban ahí y también estaban escribiendo cuento, aunque no todas eran cuentistas. Pero las que estaban escribiendo cuentos, eran cuentos de lo extraño0, y sobre todo de lo extraño en el cuerpo. Eso estaba en mí estaba muy presente y hasta imaginaba que era algo mío, de loca, que solo se me ocurrió el cuerpo a mí. Y, sin embargo, esa tradición también existía", ha detallado para luego mencionar nombres como Silvina Ocampo, Sara Gallardo, Norah Lange, María Luisa Bombal o Elena Garro.
A pesar de que ha celebrado su aterrizaje en la obra de muchas mujeres escritoras, ha asegurado que no fue algo "forzado" y ha rechazado la idea de que "lo mejor que se está escribiendo ahora lo están escribiendo las mujeres".
"No estoy muy de acuerdo con eso. Las mujeres hasta hace muy poquito representaban una minoría en el mundo literario. Cualquier minoría que irrumpe en un canon, lo que trae es novedad, nuevas historias, cosas de las que no se hablaron antes, puntos de vista nuevos. Y eso se lee con una frescura, una devoción, unas ganas, una necesidad, que hace que poco se ponga en ese lugar, pero no porque escriban mejor", ha apuntado.