LA HABANA, 24 Abr. (Notimérica) -
Es considerado el autor del Siglo de las Luces, era un hombre meticuloso y capaz de acumular enormes cantidades de información que luego vertía en su obra. Nació en Cuba pero vivió en muchos países europeos. Sus últimos años los pasó en París hasta el 24 de abril de 1980, fecha de su fallecimiento.
Su rigor documental marcó profundamente todo lo que escribía y se convirtió en su estilo. En 1922 empezó a colaborar como periodista en la revista La Discusión y fue nombrado jefe después de muchas otras como El País o El Heraldo. En 1926 fue encarcelado por firmar el Manifiesto Minorista y al salir de la prisión huyó de La Habana para embarcarse rumbo a España. Continuó ejerciendo su profesión de periodista en revistas de vanguardia y en otras que no lo eran tanto, investigaciones que le llevaron a completar su obra posterior.
Sus amigos y conocidos eran gente de la talla de Hemingway, Picasso o García Lorca, quien le ayudó en la publicación de su primera novela '¡Écue-Yamba-O!'. Fue un hombre con una posición política clara, siempre en defensa de la cultura, las artes plásticas y de, más concretamente, los escritores.
En 1949 se publicó su obra cumbre, 'El reino de este mundo'. Su primera novela, basada en todo aquel conocimiento cultural enciclopédico que desde pequeño acumuló valientemente en su cabeza, además de propiciar aquellos mundos reales pero fantásticos de los que luego se hablaría tanto. Una forma de hacer literatura propiamente iberoamericana cuyos máximos exponentes también lo fueron, cerrando el círculo a la perfección.
Carpentier manifestó claramente su compromiso con la Revolución Cubana aunque no salió muy airoso, prueba de su fe en la revolución fue la donación al Premio Mundial Cino del Duca del Premio Cervantes al partido comunista cubano. Participó en numerosos comités y reuniones durante toda su vida, comprometido con la causa, su país y su creencia.
Alejo Carpentier es considerado uno de los artífices directos de la renovación de la literatura iberoamericana, por su estilo al escribir y sobre todo por las nuevas dimensiones que incluye en sus obras. El origen de estos nuevos mundos es su imaginación y el mundo onírico, el cual le hicieron único en su idea de realidad. Gracias a la literatura vivió en el mundo de sus sueños sobre la tierra.