Publicado 09/01/2025 13:17

Apología de la buena escritura

Apología de la buena escritura
Apología de la buena escritura - Visibilidad el Gran Reto
(Información remitida por la empresa firmante)

Madrid, 9 de enero de 2024.- Se viven tiempos difíciles para nuestra lengua, el español del territorio de la península ibérica se encuentra al albur de la modernidad del uso de las redes sociales, de los trampantojos del modo de hablar de algunos jóvenes con el recorte silábico de las palabras y el capricho anglicista de imitación, las mojigangas entre comunidades autónomas y la vaguería de utilizar el idioma sin esmero. La R.A.E. se esfuerza por complacer al vulgo incorporando aquellas palabras que se ponen de moda —la mayoría de las veces innecesarias—, seguro que para no procrastinar. Puede que las cocretas tengan mejor sabor ahora que sus casi homónimas, croquetas, y no es que con todo esto se desee hacer espóiler ni cubrir el lenguaje con un sérum que lo tonifique o suavice.

La literatura debe mantenerse resiliente a la deriva que experimenta y sufre el español de España, el amor fati no debe permitir que artículos de prensa, comunicados en medios radiofónicos y audiovisuales e incluso libros, presenten defectos ortográficos, sintácticos y/o fonéticos. La relación biunívoca no da derecho a las personas que escriben a ignorar que la licencia coloquial del diálogo entre personas no debe ser extrapolada a lo escrito. Se transitan tiempos de acíbar por la masificación de libros publicados sin calidad, con ilusión vehemente, sí, pero inmersos en un sector sin control de los parámetros indispensables para que en la cadena comercial el cliente, sinonimia de lector, quede satisfecho y alagado por el esfuerzo creativo respetuoso con la palabra.

La inmensa mayoría de hispano parlantes que hayan tenido a bien leer este artículo habrán tildado de pedantes, ilegibles y fantoches los dos párrafos que anteceden al presente, Es comprensible, no hay fundamento para la crítica hacia ellos porque infrautilizamos uno de los bienes más importante de todas las culturas, la lengua. El español cuenta con más de 93.000 palabras. Es más, el Diccionario Histórico de la Lengua Española cuenta con más de 150.000. Pues bien, en la comunicación cotidiana una persona común utiliza de media 300 palabras aproximadamente. Si es alguien de un nivel cultural notable puede llegar a emplear unas 500. ¡Asombroso! Un 0,30 por ciento de las posibilidades lingüísticas reales. ¿Esto es admisible? ¿Medianamente lógico? ¿Puede resultar instructiva una obra escrita en la que el autor utiliza menos de un 1% las posibilidades técnicas —los vocablos— propias de su actividad cultural y artística? ¿Esto debe ser así, con conformismo y resignación ante la ignorancia?

Una nueva realidad debería primar a la hora de elegir un libro para llevar a nuestro rincón del saber, sencillamente, que esté bien escrito, que añada a una buena historia el respeto por la lengua. No es mucho pedir, nadie adquiere alimentos en mal estado o prendas de vestir defectuosas, ni coches que no estén en condiciones de pasar de forma positiva la inspección técnica de vehículos. La pregunta capciosa es si con un libro el baremo de exigencia puede ser menor. El tema requiere reflexión. Los lectores habituales comienzan a mostrar enojo por la simplicidad de determinados ejemplares adquiridos. Es importante que el punto… siga estando situado sobre la i. Visibilidad, el gran reto así lo entiende. El trabajo bien hecho respalda a este proyecto: Visibilidad, el gran reto.

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