MADRID, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -
Tres años consecutivos de sequía contribuyeron a la 'Conspiración Bárbara', un momento crucial en el ocaso de la Britania romana, según revela un nuevo estudio dirigido por Cambridge.
Los investigadores argumentan que pictos, escotos y sajones aprovecharon la hambruna y el colapso social causados por un período extremo de sequía para asestar golpes devastadores a las debilitadas defensas romanas en el año 367 d. C. Si bien Roma finalmente restableció el orden, algunos historiadores sostienen que la provincia nunca se recuperó por completo.
La 'Conspiración Bárbara' del año 367 d. C. fue una de las amenazas más graves para el control de Roma sobre Britania desde la revuelta de Boudica tres siglos antes. Fuentes contemporáneas indican que algunos componentes de la guarnición del Muro de Adriano se rebelaron y permitieron que los pictos atacaran la provincia romana por tierra y mar. Simultáneamente, los escotos de la actual Irlanda invadieron ampliamente el oeste, y los sajones del continente desembarcaron en el sur.
ANILLOS DE ROBLE
Altos comandantes romanos fueron capturados o asesinados, y se dice que algunos soldados desertaron y se unieron a los invasores. Durante la primavera y el verano, pequeños grupos vagaban y saqueaban la campiña. La caída de Gran Bretaña en la anarquía fue desastrosa para Roma, y los generales enviados por Valentín I, emperador del Imperio Romano de Occidente, tardaron dos años en restablecer el orden. Los últimos vestigios de la administración romana oficial abandonaron Gran Bretaña unos 40 años después, alrededor del año 410 d. C.
El estudio dirigido por la Universidad de Cambridge, publicado en Climatic Change, utilizó registros de anillos de roble para reconstruir los niveles de temperatura y precipitación en el sur de Gran Bretaña durante y después de la 'Conspiración Bárbara' del año 367 d. C. Combinando estos datos con los relatos romanos supervivientes, los investigadores argumentan que las graves sequías estivales de los años 364, 365 y 366 d. C. fueron un factor determinante en estos acontecimientos cruciales.
El primer autor, Charles Norman, del Departamento de Geografía de Cambridge, afirmó en un comunicado: 'No disponemos de mucha evidencia arqueológica de la Conspiración Bárbara. Los relatos escritos de la época aportan algunos antecedentes, pero nuestros hallazgos ofrecen una explicación del catalizador de este importante acontecimiento'.
Los investigadores descubrieron que el sur de Gran Bretaña experimentó una secuencia excepcional de veranos notablemente secos entre el 364 y el 366 d. C. En el período comprendido entre el 350 y el 500 d. C., la precipitación media mensual reconstruida durante la principal temporada de crecimiento (abril-julio) fue de 51 mm. Sin embargo, en el 364 d. C., descendió a tan solo 29 mm. El año 365 d. C. fue aún peor, con 28 mm, y los 37 mm del año siguiente mantuvieron la zona en crisis.
TRES SEQUÍAS CONSECUTIVAS
El profesor Ulf Büntgen, del Departamento de Geografía de Cambridge, afirmó: "Tres sequías consecutivas habrían tenido un impacto devastador en la productividad de la región agrícola más importante de la Britania romana. Según los escritores romanos, esto provocó escasez de alimentos, con todos los efectos sociales desestabilizadores que conlleva".
Entre 1836 y 2024 d. C., el sur de Britania solo experimentó sequías de magnitud similar en siete ocasiones, la mayoría en las últimas décadas, y ninguna de ellas fue consecutiva, lo que pone de relieve lo excepcionales que fueron estas sequías en la época romana. Los investigadores no identificaron otras sequías importantes en el sur de Britania durante el período comprendido entre el 350 y el 500 d. C. y descubrieron que otras partes del noroeste de Europa se libraron de estas condiciones.
Los principales productos de la Britania romana eran cultivos como la espelta y la cebada de seis hileras. Dado el clima húmedo de la provincia, sembrar estos cultivos en primavera era más viable que en invierno, pero esto los hacía vulnerables a los déficits de humedad de finales de primavera y principios de verano, y las sequías de principios de verano podían provocar la pérdida total de las cosechas.
El estudio sugiere que, dado el papel crucial del grano en el contrato entre los soldados y el ejército, los déficits de grano podrían haber contribuido a otras deserciones en este período y, por lo tanto, a un debilitamiento general del ejército romano en Britania. Además, el aislamiento geográfico de la Britania romana probablemente, combinado con la gravedad de la prolongada sequía, redujo la capacidad de Roma para paliar los déficits.
En última instancia, los investigadores argumentan que el colapso militar y social de la Britania romana brindó una oportunidad ideal para que las tribus periféricas, como los pictos, los escotos y los sajones, invadieran la provincia en masa con la intención de saquear en lugar de conquistar. Su hallazgo de que las condiciones más severas se limitaban al sur de Britania desmiente la idea de que las hambrunas en otras provincias pudieran haber obligado a estas tribus a invadir.