MADRID, 13 Feb. (EUROPA PRESS) -
Según un nuevo estudio, los fenómenos de precipitaciones extremas en la Antártida, en los que predominan las nevadas debido a las temperaturas bajo cero, también incluyen lluvias.
Los científicos de BAS (British Antarctic Survey) que estudian los ríos atmosféricos (estrechas bandas de humedad concentrada en la atmósfera o "ríos en el cielo") han descubierto que estos fenómenos no solo traen nieve sino también lluvia a partes de la Antártida, incluso durante los fríos meses de invierno del continente. Los resultados se publican en la revista The Cryosphere.
Utilizando modelos climáticos regionales (RCM) de vanguardia con una alta resolución espacial de solo un kilómetro, los investigadores exploraron cómo los ríos atmosféricos interactúan con el terreno accidentado de la Antártida para generar precipitaciones significativas en áreas clave, incluidas las plataformas de hielo de Thwaites y Pine Island en la Antártida occidental. Estas son áreas conocidas por su continuo retroceso y su contribución al aumento global del nivel del mar.
El estudio destaca el papel esencial de estos modelos a escala kilométrica para evaluar con precisión los tipos y las cantidades de precipitación en esta región climáticamente sensible.
Las simulaciones indican que los ríos atmosféricos pueden producir varios milímetros de lluvia, incluso en invierno. A menudo, la lluvia cae directamente en forma de llovizna superenfriada, que permanece líquida a pesar de las temperaturas bajo cero.
La topografía es muy importante. La lluvia y la nieve se concentran alrededor de las pendientes pronunciadas, donde los ríos atmosféricos interactúan con la topografía compleja. El flujo sobre el terreno produce llovizna superenfriada y calienta la superficie del hielo mediante vientos de montaña conocidos como vientos foehn.
Según los autores, este estudio enfatiza la necesidad de herramientas más precisas para comprender los patrones de precipitación en la Antártida. Los períodos prolongados de lluvia sobre las plataformas de hielo pueden contribuir al derretimiento de la superficie y la desestabilización del hielo, acelerando el potencial de pérdida de hielo. Los hallazgos también subrayan la necesidad urgente de observaciones in situ de las precipitaciones en la Antártida para validar y refinar las predicciones de los modelos.
La autora del estudio, la Dra. Ella Gilbert, afirma en un comunicado: "Prestamos mucha atención a los factores que impulsan la pérdida de hielo de los grandes glaciares de la Antártida occidental, como Thwaites y Pine Island, pero dedicamos menos tiempo a pensar en lo único que media esas pérdidas: las nevadas. Comprender cuánta nieve y lluvia cae nos ayudará a predecir mejor el futuro de estos glaciares que se aceleran rápidamente".
La investigación se basó en tres modelos climáticos regionales avanzados (MetUM, Polar-WRF y HCLIM), así como en reanálisis, observaciones in situ y datos satelitales, para evaluar los impactos de los ríos atmosféricos en la bahía del mar de Amundsen. Estas simulaciones de alta resolución proporcionan información crucial sobre la dinámica de las precipitaciones en esta área de importancia mundial y subrayan las limitaciones de los conjuntos de datos de reanálisis existentes.