MADRID, 21 Mar. (EUROPA PRESS) -
El océano actúa principalmente como sumidero de microplásticos, no como fuente, como se creía anteriormente, revela una nuevo estudio dirigido por investigadores del Instituto Max Planck de Meteorología.
El polvo plástico está contaminando el medio ambiente global: Se han detectado microplásticos (partículas de menos de 5 mm de diámetro) no solo en el suelo, el agua dulce y el océano, sino también en el aire que respiramos. Esto podría representar una amenaza para la salud humana, ya que las partículas más pequeñas, en particular, pueden entrar en el sistema respiratorio y el torrente sanguíneo.
Los microplásticos atmosféricos se transportan y depositan en los rincones más remotos del planeta. Pero, ¿cómo entran en la atmósfera?
En general, las fuentes de microplásticos se encuentran en la tierra; por ejemplo, las fibras de la ropa sintética en las aguas residuales domésticas o el polvo de los neumáticos de los automóviles en las calles. Estudios previos han sugerido que una vía principal para que entren en la atmósfera es a través del océano: los microplásticos son arrastrados a los ríos y arrastrados al mar, donde se acumulan. Las burbujas de aire creadas por la espuma marina, el viento y las olas pueden levantarlos del agua y liberarlos en la atmósfera.
EL OCÉANO: ¿UNA FUENTE MASIVA O INSIGNIFICANTE DE MICROPLÁSTICOS?
La suposición de que el océano actúa como fuente de microplásticos a la atmósfera se basaba en un modelo inverso. En este método, las fuentes de una sustancia se infieren a partir de mediciones de la distribución de su concentración atmosférica. Aplicado a los microplásticos, este método llevó a los científicos a creer que existía una fuente oceánica de microplásticos a la atmósfera de varios cientos de millones o incluso miles de millones de kilogramos al año. El mecanismo exacto de esta transferencia se investigó posteriormente en experimentos de laboratorio, que llevaron a una conclusión muy diferente: solo unos pocos miles o cientos de miles de kilos al año parecían plausibles.
Utilizando un modelo global de transporte químico atmosférico, la nueva investigación se centró en determinar si la suposición de una pequeña fuente oceánica da lugar a una distribución atmosférica de microplásticos consistente con las observaciones. El resultado fue positivo. En lugar de ser una fuente, el océano pareció ser un sumidero, donde se deposita el 15 % de todos los microplásticos transportados por el aire.
El estudio también muestra cómo el tamaño determina el transporte de microplásticos en la atmósfera: las partículas más grandes se depositan con relativa rapidez, ya sea en tierra firme o cerca de las costas. Las partículas pequeñas de microplásticos pueden permanecer en la atmósfera hasta un año, lo que facilita su transporte alrededor del planeta.
Por ejemplo, el modelo muestra que las partículas pequeñas, aunque se emiten en el continente, llegan hasta la región ártica y se depositan sobre la nieve y el hielo. Esto demuestra el impacto global de la contaminación por microplásticos. Estos conocimientos pueden servir de base para las estrategias de reducción de la contaminación, que deberían centrarse en las fuentes continentales en lugar del papel del océano como fuente de microplásticos, según un comunicado del Instituto Max Planck.