MADRID, 13 Ene. (EUROPA PRESS) -
El derretimiento gradual de la Antártida puede aumentar la cantidad y el tamaño de las erupciones subglaciales en el continente blanco.
Es la conclusión de un estudio basado en 4.000 simulaciones por computadora para estudiar cómo la pérdida de la capa de hielo afecta a los volcanes enterrados de la Antártida, dirigido por Allie Coonin, de la Universidad de Brown. Los hallazgos se publican en la revista Geochemistry, Geophysics, Geosystems.
Un lento ciclo de retroalimentación climática puede estar gestándose bajo la inmensa capa de hielo de la Antártida. El continente, dividido de este a oeste por las montañas Transantárticas, incluye gigantes volcánicos como el Monte Erebus y su emblemático lago de lava. Pero al menos 100 volcanes menos llamativos salpican la Antártida, muchos de ellos agrupados a lo largo de su costa occidental. Algunos de esos volcanes alcanzan su punto máximo por encima de la superficie, pero otros se encuentran a varios kilómetros por debajo de la capa de hielo antártica.
El cambio climático está provocando el derretimiento de la capa de hielo, lo que eleva los niveles globales del mar. El derretimiento también está quitando peso sobre las rocas que se encuentran debajo, con consecuencias más locales. Se ha demostrado que el derretimiento de la capa de hielo aumenta la actividad volcánica en volcanes subglaciales en otras partes del mundo.
En el caso de la Antártida, el derretimiento gradual podría aumentar la cantidad y el tamaño de las erupciones subglaciales. La razón es que esta descarga de las capas de hielo reduce la presión sobre las cámaras de magma debajo de la superficie, lo que hace que el magma comprimido se expanda. Esta expansión aumenta la presión sobre las paredes de la cámara de magma y puede provocar erupciones.
Algunas cámaras de magma también contienen grandes cantidades de gases volátiles, que normalmente se disuelven en el magma. A medida que el magma se enfría y cuando la presión de sobrecarga se reduce, esos gases salen de la solución como la carbonatación de una botella de refresco recién abierta, lo que aumenta la presión en la cámara de magma. Esta presión significa que el hielo derretido puede acelerar el inicio de una erupción de un volcán subglacial, según informa la revista Eos de la American Geophysical Union (AGU).
Las erupciones de los volcanes subglaciales pueden no ser visibles en la superficie, pero pueden tener consecuencias para la capa de hielo. El calor de estas erupciones puede aumentar la fusión del hielo en las profundidades de la superficie y debilitar la capa de hielo suprayacente, lo que potencialmente conduce a un ciclo de retroalimentación de presión reducida desde la superficie y más erupciones volcánicas.
Coonin y su equipo subrayan que este proceso es lento y se desarrolla durante cientos de años. Pero eso significa que la retroalimentación teórica podría continuar incluso si el mundo reduce el calentamiento antropogénico. La capa de hielo de la Antártida era mucho más gruesa durante la última era glacial, y es posible que el mismo proceso de descarga y expansión de magma y gas haya contribuido a las erupciones pasadas.