MADRID, 11 Nov. (EUROPA PRESS) -
El cambio climático ha provocado que las tormentas potentes aumenten en número e intensidad, y los derribos de árboles por el viento son una forma de seguir este crecimiento en la Amazonia.
Durante algunas tormentas convectivas, las corrientes descendentes pueden tener suficiente fuerza para romper o arrancar por completo los árboles en un fenómeno conocido como derribo por el viento. Los derribos por el viento, que pueden abarcar desde unos pocos árboles hasta muchas hectáreas, pueden afectar la estructura y la composición de los bosques.
En un estudio publicado en AGU Advances, J. David Urquiza-Muñoz y sus colegas utilizaron datos de los satélites Landsat para compilar una base de datos anual de grandes derrumbes (que clasificaron como los que afectaron a más de 30 hectáreas) en la Amazonia entre 1985 y 2020.
Encontraron que la cantidad de derribos y el área afectada por ellos se han cuadruplicado durante ese tiempo, de 78 derribos que afectaron a 6.900 hectáreas en 1985 a 264 derrumbes que afectaron a 32.170 hectáreas en 2020. La mayoría de los eventos ocurrieron en la Amazonia central y occidental.
Los autores crearon mosaicos de imágenes a partir de los datos Landsat para cada año, excluyendo los mosaicos con una densa cobertura de nubes. Luego, compararon cada mosaico con el mosaico correspondiente del año anterior, buscando firmas espectrales que indicaran árboles derribados y arrancados de raíz.
En total, encontraron 3.179 grandes eventos de derribo durante el período de estudio. El más grande derribó árboles en un área de más de 2.543 hectáreas.