MADRID, 26 Mar. (EUROPA PRESS) -
Investigadores están considerando el radiocarbono como fuente para baterías nucleares seguras, pequeñas y asequibles que podrían durar décadas, o incluso más, sin necesidad de recargarlas.
Su-Il In, profesor del Instituto de Ciencia y Tecnología del Daegu Gyeongbuk Institute of Technology (Corea del Sur), ha presentado sus resultados en el encuentro de primavera de la American Chemical Society (ACS).
La necesidad de recargar con frecuencia las baterías de Li-ion (ion-litio) no es solo una molestia. Limita la utilidad de tecnologías que dependen de estas baterías, como drones y equipos de detección remota. Además, las baterías son perjudiciales para el medioambiente: la extracción de litio consume mucha energía y la eliminación incorrecta de las baterías de Li-ion puede contaminar los ecosistemas. Sin embargo, con la creciente omnipresencia de los dispositivos conectados, los centros de datos y otras tecnologías informáticas, la demanda de baterías de larga duración está aumentando.
ALTERNATIVA AL LITIO
Y es probable que las mejoras en las baterías de Li-ion no sean la solución a este desafío. "El rendimiento de las baterías de Li-ion está casi saturado", menciona In, quien investiga tecnologías energéticas del futuro. Por eso, In y su equipo están desarrollando baterías nucleares como alternativa al litio.
Las baterías nucleares generan energía aprovechando partículas de alta energía emitidas por materiales radiactivos. No todos los elementos radiactivos emiten radiación dañina para los organismos vivos, y algunos tipos de radiación pueden bloquearse con ciertos materiales. Por ejemplo, las partículas beta (también conocidas como rayos beta) pueden bloquearse con una delgada lámina de aluminio, lo que hace que las baterías betavoltaicas sean una opción potencialmente segura para las baterías nucleares, según el estudio, citado por EurekaAlert.
TEÓRICAMENTE MILENIOS
Los investigadores generaron un prototipo de batería betavoltaica con carbono-14, una forma inestable y radiactiva del carbono, llamada radiocarbono. "Decidí usar un isótopo radiactivo de carbono porque solo genera rayos beta", explica In. Además, el radiocarbono, un subproducto de las centrales nucleares, es económico y fácil de obtener y reciclar. Y como el radiocarbono se degrada muy lentamente, una batería alimentada por este podría durar, en teoría, milenios.
En una batería betavoltaica típica, los electrones golpean un semiconductor, lo que resulta en la producción de electricidad. Los semiconductores son un componente crítico en las baterías betavoltaicas, ya que son los principales responsables de la conversión de energía. Por ello, los científicos están explorando materiales semiconductores avanzados para lograr una mayor eficiencia de conversión de la energía, es decir, qué tan efectivamente una batería puede convertir electrones en electricidad utilizable.
Para mejorar de forma significativa la eficiencia de conversión de la energía de su nuevo diseño, In y su equipo utilizaron un semiconductor basado en dióxido de titanio. Este material, comúnmente usado en células solares, fue sensibilizado con un colorante a base de rutenio. Reforzaron la unión entre el dióxido de titanio y el colorante usando un tratamiento con ácido cítrico. Cuando los rayos beta del radiocarbono colisionan con el colorante tratado a base de rutenio, se produce una cascada de reacciones de transferencia de electrones, denominada avalancha de electrones. Luego, la avalancha viaja a través del colorante, y el dióxido de titanio recoge eficientemente los electrones generados.
La nueva batería también contiene radiocarbono en el ánodo sensibilizado al colorante y un cátodo. Al tratar ambos electrodos con el isótopo radiactivo, los investigadores aumentaron la cantidad de rayos beta generados y redujeron la pérdida de energía por radiación beta relacionada con la distancia entre las dos estructuras.
DEMOSTRACIONES
Durante las demostraciones del prototipo de batería, los investigadores descubrieron que los rayos beta liberados por el radiocarbono en ambos electrodos activaron el colorante a base de rutenio en el ánodo, lo cual generó una avalancha de electrones que fue recolectada por la capa de dióxido de titanio y transmitida a través de un circuito externo, lo que produjo electricidad utilizable. En comparación con un diseño anterior que solo tenía radiocarbono en el cátodo, la batería de los investigadores con radiocarbono en el cátodo y el ánodo tuvo una eficiencia de conversión de energía mucho mayor, pasando del 0,48 % al 2,86 %.
In menciona que estas baterías nucleares de larga duración podrían permitir muchas aplicaciones. Por ejemplo, un marcapasos podría durar toda la vida de una persona y, así, se eliminaría la necesidad de reemplazos quirúrgicos.
Sin embargo, este diseño betavoltaico convirtió solo una pequeña fracción de la desintegración radiactiva en energía eléctrica, lo que resultó en un rendimiento inferior en comparación con las baterías convencionales de Li-ion. In sugiere que esfuerzos adicionales para optimizar la forma del emisor de rayos beta y desarrollar absorbentes de rayos beta más eficientes podrían mejorar el rendimiento de la batería y aumentar la generación de energía.