MADRID, 21 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un aterrador atisbo de un posible destino de nuestra galaxia, la Vía Láctea, ha salido a la luz gracias al descubrimiento de una anomalía cósmica que desafía nuestra comprensión del universo.
Un equipo internacional de astrónomos, liderado por la Universidad CHRIST de Bangalore, descubrió que una enorme galaxia espiral, a casi mil millones de años luz de la Tierra, alberga un agujero negro supermasivo con una masa miles de millones de veces mayor que la del Sol, que alimenta colosales chorros de radio que se extienden a lo largo de seis millones de años luz de diámetro.
Este es uno de los mayores conocidos para cualquier galaxia espiral y desmiente --según los autores-- la creencia sobre la evolución de las galaxias, ya que estos potentes chorros se encuentran casi exclusivamente en galaxias elípticas, no en espirales.
También significa que la Vía Láctea podría crear chorros energéticos similares en el futuro, con los rayos cósmicos, gamma y X que producen, causando estragos en nuestro sistema solar debido al aumento de la radiación y la posibilidad de causar una extinción masiva en la Tierra.
UN REPLANTEAMIENTO DE LA EVOLUCIÓN DE LAS GALAXIAS
"Este descubrimiento es más que una simple rareza: nos obliga a replantearnos cómo evolucionan las galaxias y cómo los agujeros negros supermasivos crecen en ellas y configuran sus entornos", afirmó el autor principal, el profesor Joydeep Bagchi, de la Universidad CHRIST de Bangalore.
Si una galaxia espiral no solo puede sobrevivir, sino prosperar en condiciones tan extremas, ¿qué significa esto para el futuro de galaxias como nuestra Vía Láctea?
¿Podría nuestra galaxia experimentar algún día fenómenos similares de alta energía que tendrían graves consecuencias para la supervivencia de la preciada vida que la habita?
En el nuevo estudio, publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, investigadores desentrañaron la estructura y evolución de la galaxia espiral 2MASX J23453268-0449256, que tiene tres veces el tamaño de la Vía Láctea.
Utilizando observaciones del Telescopio Espacial Hubble, el Radiotelescopio Gigante de Ondas Metrales, el Atacama Large Millimeter Wave Array y análisis de múltiples longitudes de onda, detectaron un enorme agujero negro supermasivo en su núcleo y chorros de radio que se encuentran entre los más grandes conocidos para cualquier galaxia espiral, lo que lo convierte en un fenómeno poco común.
Tradicionalmente, los científicos creían que la violenta actividad de estos chorros colosales de agujeros negros supermasivos alteraría la delicada estructura de una galaxia espiral.
Sin embargo, contra todo pronóstico, 2MASX J23453268-0449256 ha conservado su tranquilidad, con brazos espirales bien definidos, una barra nuclear luminosa y un anillo estelar intacto, todo ello mientras alberga uno de los agujeros negros más extremos jamás observados en un entorno así, informa en un comunicado la Royal Astronomical Society (RAS).
Para aumentar el enigma, la galaxia está rodeada por un vasto halo de gas caliente emisor de rayos X, lo que proporciona información clave sobre su historia. Mientras este halo se enfría lentamente con el tiempo, los chorros del agujero negro actúan como un horno cósmico, impidiendo la formación de nuevas estrellas a pesar de la presencia de abundante material generador de estrellas.
COMPARACIÓN CON LA VÍA LÁCTEA
Nuestra Vía Láctea alberga un agujero negro de 4 millones de masas solares -Sagitario A estrella- en su centro, pero este se encuentra actualmente en un estado extremadamente tranquilo e inactivo.
Esto podría cambiar si una nube de gas, una estrella o incluso una pequeña galaxia enana fuera acretada (devorada eficazmente), según los investigadores, lo que podría desencadenar una importante actividad de chorros. Estos eventos se conocen como Eventos de Disrupción de Marea y se han observado varios en otras galaxias, pero no en la Vía Láctea.
Si grandes chorros como este emergieran de Sagitario A estrella, su impacto dependería de su fuerza, dirección y producción de energía, según los investigadores.
Un chorro que apuntara cerca de nuestro sistema solar podría erosionar las atmósferas planetarias, dañar el ADN y aumentar las tasas de mutación debido a la exposición a la radiación, mientras que si la Tierra se expusiera a un chorro directo o cercano, podría degradar nuestra capa de ozono y provocar una extinción masiva.
Una tercera posibilidad es que un chorro potente pudiera alterar el medio interestelar y afectar la formación estelar en ciertas regiones, que es lo que ha sucedido en la galaxia en la que se centró el nuevo artículo.
Los astrónomos creen que la Vía Láctea probablemente tuvo chorros de radio a gran escala en el pasado y, aunque podría generarlos de nuevo en el futuro, los expertos no pueden determinar con exactitud cuándo, ya que depende de muchos factores.
PISTAS DE MATERIA OSCURA
El equipo de investigadores también descubrió que J23453268-0449256 contiene 10 veces más materia oscura que la Vía Láctea, lo cual es crucial para la estabilidad de su disco de rápida rotación.
Al revelar un equilibrio sin precedentes entre la materia oscura, la actividad de los agujeros negros y la estructura galáctica, los expertos afirmaron que su estudio abre nuevas fronteras en astrofísica y cosmología.
"Comprender estas raras galaxias podría proporcionar pistas vitales sobre las fuerzas invisibles que gobiernan el universo, incluyendo la naturaleza de la materia oscura, el destino a largo plazo de las galaxias y el origen de la vida", afirmó el coautor Shankar Ray, estudiante de doctorado de la Universidad CHRIST de Bangalore.