MÉXICO DF, 31 Oct. (Notimérica/Notimex) -
Para muchos habitantes de Latinoamérica el Día de Muertos es algo triste y motivo para condolerse por la partida de sus seres queridos, pero en México desde tiempos ancestrales es una celebración y una de las tradiciones más bellas y singulares.
México es único en su celebración de la muerte con coloridas y vistosas ceremonias que buscan complacer y atraer a los que se han ido, como una forma de reunirse con ellos y ofrecerles los alimentos, bebidas, pasatiempos y objetos que les gustaban en vida.
Las ofrendas incluyen platillos típicos como tamales, mole, tacos, pan, tortillas, dulces, acompañados de licores y bebidas, y decorados con flores naranjas, velas, veladoras e incienso, que buscan recibir a las almas, todo acompañado con frecuencia de música y ritmo.
Carmen, una mujer originaria del estado de Morelos, expresó su sentir sobre este día especial: "Es una fecha de festejo y de duelo, los dos combinados y revueltos. Me gusta hacer mi ofrenda y la hago todos los años para recordar e invitar a mis padres muertos".
"Me ayudan mis dos hijos, con entusiasmo y hasta con risas. Yo rezo por mis muertos y siento que están conmigo, mientras mis hijos agregan algo a la ofrenda o limpian o quitan algo que no les gusta", agregó.
Un lugar emblemático en relación con el Día de Muertos es el pueblo de San Andrés Mixquic, en el sur de la Ciudad de México, donde año con año se reúnen miles de personas que decoran las tumbas.
Se organiza la dramatización de un cortejo fúnebre con una viuda que acompaña a su esposo que va dentro de un ataúd, diciendo ella frases jocosas y haciendo bromas, y justo antes de enterrar al supuesto muerto, éste sale de un salto del cajón y corre entre los asistentes provocando risas y algarabía.
Según declaraciones de un residente de Ciudad de México, Héctor, la celebración del Día de Muertos en Mixquic es algo que él y su esposa no se pierden y participan en ella todos los años: "Pensamos que podemos comunicarnos con nuestro hijo muerto y por eso participamos en este cortejo".
UN CALENDARIO PARA CADA TIPO DE MUERTE
En tanto, en la ciudad de Puebla existe lo que se llama el Corredor de Ofrendas, compuesto por ocho altares instalados en ocho sitios que corresponden a las distintas épocas históricas y que puede ser visitado de manera gratuita por residentes y turistas.
Para una familia de poblanos, este recorrido por el Corredor no es algo que ellos hagan, pues es parte de su ciudad la cual conocen muy bien. Pero sí van a hacer ofrendas a sus muertos al camposanto donde descansan.
Este día se celebra en Puebla principalmente poniendo altares en las casas para los seres queridos o amigos que ya se han ido. Las familias van al cementerio y comen encima de la tumba, donde están acompañados por el alma de su familiar fallecido. Le ponen flores, alimentos y limpian la tumba.
Los poblanos tienen un calendario para celebrar a sus muertos: el 28 octubre recuerdan a los que murieron atropellados, el 29 a los que murieron violentamente, el 30 a los que se ahogaron y el 31 a los niños muertos. El 1 y 2 de noviembre es el día para todos los muertos.
Guillermo, originario de Puebla, señaló que el día 2 van todos en su familia al cementerio "con algo de tristeza, pero también con tranquilidad porque nuestros difuntos están en paz". Su hermano Juan lo corrigió diciendo que "es melancolía, más que tristeza... es un momento de recuerdo de nuestros muertos".
LOS MUERTOS QUE CRUZAN EL PUENTE
En Oaxaca durante dos días la gente celebra el regreso de los muertos, que cruzan el puente y son recibidos por los vivos en mesas decoradas con flores y con ofrendas de alimentos y bebidas para pasar un día con los que partieron antes.
La celebración se prepara varios días previos a la fecha y muchas familias trabajan conjuntamente para que todo salga bien para esta importante celebración.
Se construyen altares con flores, pan de muerto, calaveras de azúcar, alimentos y bebidas. El día 1 de noviembre se celebra la llegada de los santos y los niños inocentes que vienen del Mictlán o tierra de muertos. El 2 de noviembre llegan todos los difuntos.
Según la creencia, el ser querido que ha fallecido vendrá a reunirse con los vivos para compartir lo que le gustaba cuando estaba vivo. Mucha gente se queda a pasar la noche en las tumbas de sus familiares. Hay música de mariachis, tríos, marimba, y nadie siente miedo.
Otros lugares pintorescos en su celebración del Día de Muertos son Pátzcuaro y Janitzio. La isla de Janitzio, ubicada en medio del lago de Pátzcuaro en el estado de Michoacán, se ilumina el 1 de noviembre con los que participan con sus velas en los cortejos para hacer las ofrendas a sus muertos.
En las callejuelas se vende comida preparada, típica de la localidad y la temporada, y es una de las cocinas más apreciadas del país.
LOS RECORRIDOS NOCTURNOS EN BARCAZAS
En este recuento de lugares emblemáticos, no se puede quedar fuera Xochimilco como lugar de celebración de este famoso y singular día. Xochimilco se encuentra al sur de Ciudad de México, y es zona lacustre, famosa por sus canales prehispánicos y sus chinampas (sistema de cultivo en agua).
En Xochimilco se hacen recorridos nocturnos a bordo de las llamadas trajineras (barcazas) hasta una pequeña isla donde se presenta en un escenario la famosa leyenda de La Llorona y en el Día de Muertos se hacen ofrendas y se arman altares monumentales en las calles de este barrio de la ciudad.
En entrevista con Notimex, una señora residente en el barrio de Xochimilco, Rosa, dijo que "gracias al Día de Muertos, que conozco desde niña, no temo irme de este mundo; además al otro lado me espera mi esposo... qué miedo puedo tener..., pero tampoco tengo prisa".