NUEVA YORK, 18 May. (Reuters/EP) -
Cuatro pasajeros del tren de Amtrak que descarriló la semana pasada mientras cubría la ruta Nueva York-Washington, dejando ocho muertos y más de 200 heridos, han presentado una demanda federal contra el servicio ferroviario estadounidense por "heridas graves e incapacitantes".
Los demandantes son las españolas Felicidad y María Jesús Redondo, además de Daniel Armyn, de Nueva York, y Amy Miller, de Nueva Jersey. La mujer de Daniel Armyn y el marido de María Jesús Redondo, que no iban a bordo del tren, también figuran como demandantes.
Los cuatro pasajeros alegan que sufrieron "heridas graves e incapacitantes" que, en el caso de Felicidad Redondo, han requerido varias operaciones quirúrgicas para evitar la imputación de su brazo derecho.
La demanda busca la reparación de daños generales y acusa a Amtrak y al conductor del tren, Brandon Bostian, de negligencia e imprudencia porque, de acuerdo con la investigación preliminar, el convoy iba al doble de la velocidad permitida al coger la curva en la que descarriló.
Es la primera demanda impulsada por personas ajenas a Amtrak. La semana pasada, Bruce Phillips, un empleado de la empresa de trenes que iba como pasajero cuando ocurrió el accidente, ya presentó una demanda contra la compañía norteamericana por las heridas sufridas.
La legislación federal limita la indemnización a pagar por Amtrak en caso de un accidente masivo a los 200 millones de dólares. Expertos legales en daños personales han advertido de que este importe será insuficiente debido a la cantidad de víctimas.
VISITA DE OBAMA
El presidente estadounidense, Barack Obama, se reunirá este lunes con el alcalde de Filadelfia, Michael Nutter, y otros altos cargos locales para agradecerles su rápida respuesta a este accidente, según ha adelantado la Casa Blanca.
La visita de Obama coincide con la reanudación del servicio de trenes en el corredor noreste, la línea ferroviaria con más tráfico de pasajeros de todo el país. Más de 750.000 estadounidenses usan diariamente el tren para desplazarse entre Washington y Nueva York.
Interrogados sobre sus impresiones, los primeros usuarios tras el accidente han dicho que se sienten seguros. "Están haciendo todo lo posible para arreglarlo", ha dicho Ann Marie DeLury, una estudiante neoyorquina.