BRASILIA, 31 Oct. (Notimérica) -
Las elecciones municipales celebradas en Brasil el pasado domingo fueron una muestra del avance conservador en un país aparentemente liberal, arrollando al Partido de los Trabajadores (PT), que fue, sin duda, el gran perdedor de los comicios.
En Río de Janeiro, la segunda ciudad más importante del país, triunfó el obispo evangélico Marcelo Crivella --perteneciente al Partido Republicano Brasileño (PRB)-- quien fue elegido alcalde en la segunda vuelta con un 59 por ciento de los votos.
Este derrotó al candidato del Partido Socialismo y Libertad (SOL), Marcelo Freixo, que recogió el 40 por ciento de los votos restantes. El partido de Crivella fue uno de los que experimentaron una gran crecida durante las elecciones, junto con el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
Lo cierto es que su elección ha estado rodeada de polémicas, a pesar de que el candidato prometió durante las votaciones el cuidado de la salud, la educación, la seguridad y el transporte. Sin embargo, cabe destacar su trayectoria política y profesional para valorar su elección.
Crivella fue obispo de la Iglesia Universal del Reino de Dios, fundada a manos de su tío Edir Macedo a finales de los años 70. A pesar de que a lo largo de su vida se ha dedicado a diferentes funciones, entre las que se encuentran la ingeniería y la escritura, al pastor evangélico no le hizo falta ningún tipo de conocimiento político para llegar a ser senador del estado de Río en 2002.
Lo hizo a través del voto de sus fieles, quienes parecen haberle llevado de nuevo al poder para desbancar a Eduardo Paes (PMDB), tras ocho años en la alcaldía de Río de Janeiro. Lo ha conseguido al tercer intento, ya que Crivella se presentó como candidato en 2004 y 2008, quedando en segundo y tercer lugar respectivamente.
Su última campaña electoral, marcada por los duros enfrentamientos con su contrario, estuvo salpicada en varias ocasiones por polémicas que afectaron la imagen del actual alcalde. Entre ellas, destacan las declaraciones homófobas y racistas que incluyó en un libro durante su etapa como misionero en África, unas páginas en las que también tuvieron cabida sus comentarios misóginos.
Sin embargo --y a pesar de que comentó que no quería mezclar política con religión-- , el arranque hacia su carrera como alcalde incluyó sus ideas evangélicas, que calaron especialmente entre las clases populares y las más desfavorecidas, que son mayoría en el país.