BUENOS AIRES, 16 Sep. (Notimérica) -
La dictadura de Rafael Videla se caracterizó por los miles de secuestros, torturas y asesinatos de cualquier persona que se le opusiera. Desde obreros, sindicalistas y hasta estudiantes, todos podían ser víctimas. El asesinato de varios jóvenes en 1976, hecho conocido como 'Noche de los Lápices', es uno de los sucesos más trágicos del gobierno del dictador argentino.
Desde el golpe de estado de Videla, el miedo y la represión se instalaron en Argentina. Cualquier acción podía considerarse subversiva, desde escuchar música a reunirse y pedir transporte público gratuito para estudiantes.
La policía bonaerense, molesta por estas manifestaciones, preparó un operativo en contra de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), agrupación ligada a las juventudes peronistas. La noche del 16 de septiembre de 1976, hace hoy 41 años, tras una protesta a favor del boletín estudiantil secundario, 10 estudiantes fueron secuestrados en sus propios domicilios.
Cuatro décadas después de aquel suceso, los cuerpos de seis de ellos siguen sin aparecer. Solo Patricia Miranda, Emilce Moler, Gustavo Calloti y Pablo Díaz sobrevivieron a una semana de tortura y a su posterior traslado a la cárcel. El caso tomó relevancia a partir de 1985 debido al Juicio a las Juntas, proceso judicial que se encargó de juzgar los crímenes cometidos durante el denominado Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983) en el que desaparecieron más de 250 estudiantes.
El general Ramón Camps y el comisario Miguel Etchecolatz, responsables de tal hecho, consiguieron eludir la justicia durante más de 25 años. Sin embargo, en el año 2003 finalmente se les pudo juzgar por crímenes contra la humanidad.
Cuando se reinstauró la democracia, Argentina estableció el 16 de septiembre como el Día de la Reafirmación de los Derechos de los Estudiantes para que Francisco López Muntaner, María Claudia Falcon, Claudio de Acha, Horacio Ángel Ungaro, Daniel Alberto Racero, María Clara Ciocchini, Pablo Díaz, Patricia Miranda, Gustavo Calotti y Emilce Moler no caigan en el olvido.