Verbitsky publica un nuevo libro, 'Doble Juego', con reveladores documentos sobre los vínculos del Episcopado con las Juntas Militares
BUENOS AIRES, 21 Mar. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno argentino realizó esta mañana un sentido homenaje a más de un centenar de religiosos de distintos credos que fueron víctimas de la última dictadura militar (1976-1983), en el marco de los actos organizados por el 30 aniversario del golpe de Estado del 24 de marzo.
El ministro de Exteriores, Jorge Taiana, la Secretaría de Culto de la Cancillería, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, descubrieron en la Plaza San Martín una placa de mármol que evoca a los religiosos y religiosas de diversos credos que fueron víctimas del terrorismo de Estado.
En el acto, además de Taiana, hablaron el secretario Eduardo Luis Duhalde y el jefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman. De forma simultánea al descubrimiento de la placa, se leyeron los nombres de los religiosos asesinados o desaparecidos, mientras alumnos de varios colegios plantaron un olivo, como símbolo de vida y esperanza.
El acto en la conocida plaza del centro de Buenos Aires, al que se calcula que asistieron casi un centenar de personas, se cerró con un rezo en memoria de los religiosos a cargo de un sacerdote, un rabino, un dignatario musulmán y un pastor protestante, según informa la prensa local, de la que se hace eco Europa Press.
NUEVAS PRUEBAS
Por otro lado, el conocido periodista argentino Horacio Verbitsky ha publicado un nuevo libro, 'Doble Juego, la Argentina católica y militar', en el que recoge reveladores documentos de los vínculos entre el Episcopado y las Juntas Militares que demuestran la relación entre ambas jerarquías.
Entre los documentos destaca la respuesta que el cardenal Raúl Primatesta dio a la Conferencia Argentina de Religiosos ante su angustioso llamamiento en busca de protección ante "la escalada contra algunos sectores de la Iglesia" por parte de grupos armados "que actúan con impunidad, asociados con organismos de seguridad".
"Los obispos habían elegido ser 'prudentes como las serpientes' y estaban convencidos de que 'hay tempus loquendi y tempus tacendi ('tiempo de callar')", afirmó entonces Primatesta, que ha sido criticado en varias ocasiones por sus vínculos con jerarcas de la dictadura.
La investigación de Verbitsky se basa en los 1.200 documentos que no fueron incluidos en la recopilación oficial que la Iglesia publicó recientemente para recordar su actuación en aquella época a los 30 años del golpe de Estado de 1976, recogidos en el volumen 'Iglesia y democracia en Argentina'.
EL NUNCIO PIO LAGUI
En otro de los documentos desclasificados consta que la Nunciatura informó a la Embajada de Estados Unidos de que las Fuerzas Armadas se habían visto obligadas a "encargarse" de 15.000 personas. Según explica Verbitsky, la fuente era un alto jefe del Ejército que había suministrado ese dato al nuncio en aquel entonces, Pio Laghi.
El periodista revela que una semana después del golpe Primatesta autorizó la entrega de domicilios de docentes y alumnos de colegios católicos a la inteligencia militar. Además, dejó constancia de su decisión en el Boletín Eclesiástico del Arzobispado de Córdoba, y varias personas de esas listas fueron secuestradas.
En otro documento se recuerda que en septiembre de 1976 al recibir al nuevo embajador, Rubén Blanco, el Papa declaró su consternación y pena "ante los recientes episodios que han costado la pérdida de valiosas vidas humanas, incluidas diversas personas eclesiástica, en circunstancias que todavía esperan una explicación adecuada".
"En esa forma elíptica se refería a los asesinatos de los sacerdotes palotinos y riojanos y del obispo Angelelli, cometidos por la dictadura en los dos meses previos. Pero una vez a solas con el embajador, el Papa le dijo que el gobierno militar contaba con su comprensión y toda su paciencia", recuerda Verbitsky.
Por último, según refleja el acta de la reunión de la Junta Militar con el Episcopado, del 15 de septiembre de 1976, la Iglesia mostró su conocimiento detallado sobre "secuestros, torturas, asesinatos de presos, ataques a obispos y sacerdotes, control de sermones en las iglesias y de las instituciones eclesiásticas".