MADRID, 13 Jul. (EUROPA PRESS) -
La selección de Holanda se quedó con el tercer puesto del Mundial 2014 a costa (0-3) de agrandar la humillación de la anfitriona Brasil en una final de consolación en la que, como ante Alemania aunque sin la sangría de goles en contra, los brasileños mostraron una pobre versión, superada ya con dos goles en los primeros quince minutos e incapaz de hacer daño a su rival.
A pesar de quedar con el orgullo mancillado tras encajar siete tantos de manera bochornosa en las semifinales ante Alemania, Brasil vio como una Holanda que se marcha invicta del Mundial confirmó los problemas de los de Luiz Felipe Scolari. El conjunto europeo sacó los colores a la anfitriona, muy débil en defensa y con un ataque inoperante y sin ideas fundamentalmente tras la lesión de Neymar ante Colombia en cuartos.
La velocidad y desborde de Robben y compañía pasó por encima de la 'verdeamarelho', con muchos cambios pero con igual o menos presencia sobre el terreno de juego. Así se constató en apenas 15 minutos. A los tres, Robben ya entraba como un tiro y en su desborde al capitán rival Silva cometía un penalti que el árbitro argelino Djamel Haimoudi no dudó en señalar a pesar de que fue fuera del área. 'Al menos' no expulsó al jugador del PSG, pero Van Persie no falló.
El paso de los minutos no traía mejoras y poco después, Blind marcaba a placer dentro del área tras un centro desde la banda derecha de De Guzmán, quien entró 'in extremis' en el once por un Sneijder lesionado en el calentamiento previo. Tras esos minutos, y solo con Oscar como pequeño referente, Brasil mantuvo el tipo ante una Holanda tranquila y esperando su momento para romper el duelo a la contra.
Tras el paso por los vestuarios, los de Scolari recurrieron a la agresividad para frenar el ímpetu de su rival y detener esas contras. La estrategia de la anfitriona y el colchón en el marcador bajaron la intensidad de Holanda, algo que no hizo sino empeorar la imagen brasileña. Y es que, a pesar de que los de Louis Van Gaal firmaban la tregua, la pentacampeona del mundo era incapaz de hacer daño al cuadro 'oranje'.
Una Holanda que llegaba sin apenas papeletas para hacer algo en Brasil o repetir el subcampeonato de Sudáfrica hace cuatro años, aun ponía la puntilla en el 90' con el tercer gol, obra de Wijnaldum, para despedir por todo lo alto a su seleccionador Van Gaal, entrenador a partir de ahora del Manchester United. Tras la sequía goleadora en cuartos y semis, el cuadro europeo se reencontró con el gol para terminar por primera vez tercera en un Mundial.
Por contra, con otra goleada, la anfitriona vivía la segunda parte de una pesadilla que dejaba a las claras la mala planificación del sentimiento que es el fútbol en el país rey del balompié. Un desastre anunciado y que terminó por florecer con la llegada de rivales de entidad, ante los cuales la falta de creación e ideas sobre el césped fue la verdadera protagonista de una aspirante al sexto título, un cuadro de un Scolari señalado.