CIUDAD DE MÉXICO, 26 Sep. (Notimérica) -
Tal día como hoy hace tres años un grupo de estudiantes se dirigió a la localidad mexicana de Iguala. Iban de camino a la capital, querían rendir homenaje a las víctimas de la Matanza de Tlatelolco de 1968. La corrupción, el narcotráfico y la mala praxis se toparon en su camino y, desde entonces, continúan desaparecidos.
El alumnado normalista de México siempre se ha caracterizado por su carácter revolucionario. El año 1968 supuso un revulsivo para la educación y la cultura a nivel mundial. En esa fecha, el movimiento estudiantil mexicano se hizo fuerte y salió a la calle para defender los derechos que se les estaban recortando.
La Matanza de Tlatelolco, donde la cifra de muertos va desde los 200 hasta los 1.500, solo es un ejemplo más de la injustificada represión policial con la que ataca el gobierno a aquellos que arman ruido y piensan distinto, algo impropio de un país democrático.
El 2 de octubre de 2014 se cumplieron 46 años de tal barbarie y, como otros muchos estudiantes, los alumnos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa --en el estado de Guerrero-- querían rendirles homenaje en la capital. Así, durante una semana estuvieron consiguiendo autobuses y aprovisionándose de gasolina para poder acudir.
Pese a que muchos de ellos no sabían dónde iban, se montaron en los vehículos al salir de clase y pusieron rumbo a Iguala la tarde del 26 de septiembre. Por la noche llegaron a la localidad guerrerense. José Luis Abarca, su alcalde, había reforzado la seguridad de la población ante la llegada de los estudiantes, porque su mujer iba a dar un mitin presentando su candidatura política.
Decenas de policías detuvieron los autobuses a la entrada de ciudad. Según cuentan los testigos, identificaron a los alumnos y, sin mediar palabra, comenzaron a dispararles. En esta primera balacera murió uno de ellos. Posteriormente, en medio de la confusión, el vehículo del club de fútbol Avispones de Chilpancingo fue tiroteado, asesinando a cuatro de sus ocupantes.
3 AÑOS O 1.095 DÍAS DESAPARECIDOS
La pista de los estudiantes se pierde en la mañana del 27 de septiembre de 2014 y, desde entonces, no hay nada cierto. Las primeras hipótesis señalaron como autores de las desapariciones al cártel Guerreros Unidos, aunque, posteriormente, la policía, el ejército, los gobiernos locales e incluso miembros del ejecutivo del presidente Enrique Peña Nieto se han visto involucrados.
Las autoridades mexicanas mantienen la versión de que los estudiantes fueron trasladados la noche entre el 26 y 27 de septiembre a la localidad de Coluca, a más de 700 kilómetros de Iguala. Allí, en manos de la organización criminal de Guerrero, fueron asesinados, incinerados y sus restos fueron lanzados al río San Juan.
Forenses argentinos que ayudaron con la investigación, así como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Procuraduría General de la República (PGR) han desmentido en diversas ocasiones esa 'versión oficial' alegando pruebas falsas, trabas y presiones en la búsqueda de los desaparecidos.
LA LACRA DE LAS DESAPARICIONES EN MÉXICO
Un saldo de 9 fallecidos, 17 heridos y 43 desaparecidos dejó la noche del 26 de septiembre de 2014. Sin motivo aparente, la corrupción en las instituciones y la importancia del narcotráfico han puesto a México en el punto de mira por la violación continúa de los Derechos Humanos.
A los 43 se los llevaron vivos y, tres años después, así los quieren sus familias. El país azteca acumula el mayor número de personas privadas de libertad de toda Iberoamérica, con un saldo aproximado de dos desaparecidos cada hora. Además, se le considera el segundo territorio más violento del mundo.
Sin pistas y con muchas líneas abiertas, la creación de un mapa cartográfico, así como la autorización de vuelos sobre Iguala para encontrar posibles pistas son los últimos actos que se han realizado con respecto al caso de los estudiantes. Uno de los más polémicos de los últimos años que ha puesto en relieve la depravación y los sobornos que imperan en México.