LA HABANA, 29 Nov. (Notimérica) -
Casi una veintena discos y más de 500 canciones acompañan la inestimable aportación de Silvio Rodríguez a la música universal en general y, concretamente, a la cubana, donde el cantautor nació el 29 de noviembre de 1946.
Su vida marcada por la transición del gobierno autoritario de Fulgencio Batista hacia el inicio de la Revolución Cubana no hizo sino sumar sus intereses por el ámbito artístico, como la composición musical y el dibujo, además de marcarle cierto carácter político para la posteridad.
Sin embargo, fue la canción lo que le removió las entrañas para dedicarse a ella de manera infinita y delicada. Desde muy joven cantaba para los amigos de su padre e, incluso, llegó a participar en concursos radiofónicos para niños, cuando ganó el primer premio en la desaparecida emisora CMQ.
Tras su traslado a la capital, La Habana, su padre le inscribió en el Conservatorio La Milagrosa para tocar el piano. Eran comienzos de la Revolución cubana y el joven Silvio dejó de interesarse por dicho instrumento para devorar historias de Rubén Darío y José Martí.
Con el derrocamiento de Batista por parte del Ejército Rebelde de Fidel Castro, Rodríguez se alistó en las Juventudes Socialistas de San Antonio de Baños, su ciudad natal, que pudo compaginar con sus estudios de Bachillerato.
A la edad de 17 años se incorporó al Servicio Militar Obligatorio (SMO) en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), donde coincidió con su primer 'maestro' de guitarra, su compañero Esteban Baños. En Managua, lugar donde le destinaron, compuso sus primeras canciones mientras realizaba algunas ilustraciones para la revista 'Venceremos'.
Su interés por poner voz al pueblo para determinar la situación social y política a través de la música vendría poco después, sobre 1967, cuando ganó la primera mención del concurso literario de la FAR justo antes de finalizar el servicio militar.
Ese mismo año, Rodríguez colaboró en el programa televisivo 'Música y estrellas', donde interpretó 'La sed', 'Sueño del colgado' y 'Quédate'. Pronto, su tema 'Y nada más' --incluido más tarde en el álbum 'Mujeres', de 1978-- sonaría como música de cierre del espacio 'Mientras Tanto', por donde pasaron grandes figuras de la historia contemporánea como Omara Portuondo, Elena Burke o Bola de Nieve.
De forma paralela a sus incursiones en la pequeña pantalla, Rodríguez protagonizó algunos recitales en solitario como telonero del músico César Portillo de la Luz. Sin embargo, los grandes eventos esperaban que su magnífico trabajo fuera expuesto ante públicos más grandes, por lo que fue invitado para participar en el Festival de la Canción Protesta de Casa de las Américas.
Este tipo de festivales, desarrollados en el marco de la Canción Social iberoamericana, fueron un factor fundamental en el desarrollo de la década de los 60 debido a su especial interés por la lucha de derechos y libertades de los individuos.
MOVIMIENTOS SOCIALES
Por esta razón, se creó 'La Casa de la Trova', donde se organizarían los futuros fundadores de la 'Nueva Trova Cubana', uno de los movimientos más importantes de la Nueva Canción Latinoamericana compuesto por Pablo Milanés, Leo Brauer, Noel Nicola y Vicente Feliú.
A finales de la década de los 60 creó el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC (Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica), con el objetivo de establecer las bases fundamentales de la creación de bandas sonoras y conciertos bajo un nuevo halo de géneros musicales.
Por entonces, Rodríguez publicó su primer EP, 'Pluma en ristre' (1969), un álbum de tan solo cuatro canciones. Además, compuso otros temas para incluirlos en las películas de la época.
Tras ser expulsado del programa televisivo que conducía debido a unas declaraciones relacionadas con la banda de Liverpool The Beatles --que residían en Estados Unidos-- , el cantautor se enroló en el Playa Girón, una embarcación en la que pasaría 125 días de travesía.
Durante su viaje compuso algunas de sus canciones más laureadas como 'Ojalá', 'Resumen de Noticias' y 'Playa Girón'. Tras su regreso a la capital cubana y con 24 años de edad, volvió al Grupo de Experimentación Sonora.
Sin embargo, su gran capacidad vocal y musical debía traspasar fronteras más allá de aquellas bañadas por el mar Caribe, por lo que viajó a Europa para participar en el III Festival de la Canción Política de la República Democrática Alemana.
Además, se trasladó a Chile, donde afianzó lazos con otras grandes estrellas nacionales como Víctor Jara o Isabel Parra (hija de Violeta Parra), junto a la que grabó 'Isabel Parra y parte del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC', de la mano de Pablo Milanés y Sergio Vitier.
PRIMERAS GRABACIONES
Silvio Rodríguez comenzó a gestar su primer trabajo oficial en 1974, para publicarlo un año después bajo el nombre de 'Días y flores'. La canción que pone nombre al álbum y 'Santiago de Chile' fueron censuradas en España y Chile, respectivamente, debido a los regímenes dictatoriales de Francisco Franco y Augusto Pinochet.
El otro lado del océano pudo escuchar el archiconocido 'Ojalá' junto a otros temas como 'La era está partiendo un corazón' y 'La canción del elegido' con la llegada de la democracia en 1978. Otros de los títulos notorios de su discografía fueron 'Mujeres', publicado ese mismo año y 'Rabo de nube' (1980), dedicado al vigésimo aniversario de la Revolución Cubana.
Con la presentación de 'Unicornio' (1982) incluyó por primera vez en su discografía diferentes instrumentos de cuerda, además de 'Canción urgente para Nicaragua', con la que ganó gran repercusión en Latinoamérica.
En los años posteriores, Rodríguez colaboró junto a otros grandes nombres de la música como Víctor Heredia, León Gieco, Tarragó Ros, César Isella, Roy Brown, Pancho Amat, Frank Fernández, Chucho Valdés, el Grupo Manguaré y el Cuarteto Zupay.
Quizás su trabajo más importante fue la trilogía de la década de los años 90, con 'Silvio' (1992), 'Rodríguez' (1994) y 'Domínguez' (1996). A estos se sumó 'Descartes' (1998) haciendo una clara referencia a todas aquellas composiciones que no incluyó en los tres primeros.
Su visita a varios países del mundo lo han consagrado como uno de los mejores artistas cubanos del pasado siglo y de la actualidad. En varias ocasiones ha ofrecido conciertos gratuitos al aire libre con una acogida masiva como en Panamá, en el marco de la VII Cumbre de las Américas el pasado año, o en Madrid, junto a los cantautores españoles Ismael Serrano y Luis Eduardo Aute.