BUENOS AIRES, 26 Ago. (Notimérica) -
'Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos'. Quizá esta sea una de las frases más célebres de Julio Cortázar, uno de los escritores más reconocidos a nivel mundial por su destacable obra --que va desde la realidad más surrealista a la fantasía más intransigente-- y que nació el 26 de agosto de 1914.
Perteneciente al 'boom' de la literatura hispanoamericana del siglo XX, lo mejor de Cortázar fue su fiel interés por la investigación de lo cotidiano, siempre buscando nuevas formas de atracción y originalidad que han conseguido situarse entre una de las influencias más notorias de los autores actuales.
Lo mejor de Cortázar fue que, por suerte o por desgracia, conoció muchas cosas del mundo que lo rodeaba, casi desde su mismo nacimiento. Había iniciado la Primera Guerra Mundial y, junto a su familia, pasó sus primeros cuatro años en Bélgica, donde su padre trabajaba en la embajada.
Pasado ese tiempo viajó a Argentina, donde se radicó en el suburbio de Banfield, en la capital de Buenos Aires. Después de completar sus estudios en Magisterio y Letras, volvió a Europa para trabajar como traductor de la UNESCO. Se instaló en Francia, país que iba ser referencia mundial a nivel social y cultural.
Durante esta estancia, surgió un grupo de grandes autores en los que él también se encontraba como protagonista. Otros de los autores que formaron el conjunto son el colombiano Gabriel García Márquez, el peruano Mario Vargas Llosa y los mexicanos Carlos Fuentes y Juan Rulfo aunque, de todos ellos, destaca Jorge Luis Borges, también bonaerense.
A pesar de que fue una de las principales inspiraciones del autor, Cortázar se volcó más en la preocupación social del momento, centrándose en los movimientos izquierdistas y las clases más desfavorecidas.
A la vez, tuvo especial interés por abordar temas institucionales, de manera que se convirtió en un verdadero activista político a partir de su viaje a Cuba en 1962, en plena revolución. Asistió a la toma de posesión del presidente chileno Salvador Allende y apoyó al movimiento sandinista nicaraguense, cuyo promotor fue Augusto César Sandino, basado en el ideario contra la ocupación estadounidense en el país.
Tal fue su interés por la defensa de los Derechos Humanos que su nombre aparece en la lista de las personalidades más activas del Tribunal Russell --también conocido como Tribunal Internacional sobre Crímenes de Guerra-- creado y organizado por el ganador del Premio Nobel de Literatura Bertrand Russell y el dramaturgo francés Jean-Paul Sartre.
Curiosamente, éste último rechazó dicho galardón porque consideraba que los lazos entre el hombre y la cultura no debían desarrollarse a nivel institucional. Por tanto, junto a dos revolucionarios como eran sus compañeros del tribunal, se estudiaron las políticas exteriores estadounidenses y sus consecuencias en Vietnam.
Su compromiso por los derechos de las personas se imprimió en diversos artículos y libros que llevan su firma. Entre ellos, 'Dossier Chile: el libro negro' o 'Apocalipsis en Solentiname', dos grandes ejemplos de los excesos de los regímenes dictatoriales de ambos países.
Tras una vida de dedicación casi exclusiva al conocimiento y a la escritura, pasando por los viajes y la experimentación, llegó a Argentina al finalizar la dictadura, donde fue recibido con mucha emoción y cariño.
Sin embargo, volvió a Francia, lugar donde vivió sus últimos días hasta que la enfermedad de la leucemia se lo llevó el 12 de febrero de 1984. Fue enterrado en el cementerio de Montparnasse, un lugar de peregrinación para los amantes de sus palabras y sus poesías.
LO MEJOR DE CORTÁZAR
La obra que contiene la frase con la que hemos comenzado este escrito es, para muchos, una de las mejores obras de la literatura hispana de los últimos tiempos. Se trata de 'Rayuela', publicada a inicios de los 60 y capaz de generar diferentes conciencias tras su lectura.
De la misma manera, 'La Maga', su protagonista, es uno de los personajes más complejos y misteriosos de todos sus trabajos. La metafórica forma de desentrañar a su personaje está inscrita bajo la sensualidad y el fatalismo, una magia que se mueve entre lo bohemio y lo trágico a ritmo de jazz y desenfado.
Sus múltiples ángulos de lectura, con episodios salteados que proponen una perspectiva original y diferente a cualquier otro documento, generan un nuevo punto de vista sobre el amor y el romanticismo.
Sin dejar de utilizar el toque surrealista que lo caracteriza, la obra de Cortázar tiene otros puntos álgidos que le brindan el éxito que merece. Entre ellos, aparece 'Historias de Cronopios y Famas', un intrigante viaje que nos lleva a la normalidad más particular del autor.
A través de sus líneas, lo mundano adquiere otro perfil investigador que propone nuevos toques a la monotonía más filosófica y poética. Cuentos cortos y fragmentos estridentes para entender un punto de vista diferente.
'Bestiario' fue la primera obra de Cortázar, publicada en 1951 integrada por ocho cuentos, en la que ya se intuía su capacidad artística para hilar lo más ordinario con su aspecto más contradictorio.
El tercer libro de su cronología fue 'Final del juego' (1956), donde destaca de nuevo su virtuosismo por los laberintos de la ficción y la ambigüedad. Estructuras circulares y nuevas formas de lectura son algunas de sus huellas características en la literatura.
Durante su trayectoria, Cortázar también tuvo la oportunidad de inspirar a uno de los directores de cine más prolíficos de la historia como es Michelangelo Antonioni. A partir de la visión de una fotografía relató 'Las Babas del Diablo', unas líneas generales de lo que más tarde sería el filme 'Blow Up', a través de la cual el cineasta italiano dejaba a determinación del espectador su significado real.
Este capítulo pertenece a 'Las armas secretas', expuesto en 1959, que recopila cinco cuentos entre los que se encuentra 'El perseguidor', señalado como uno de los fragmentos más importantes de su obra.
La década de los 60 continuó con otro de sus destacadas novelas llamada '62 Modelo para armar'. Unos años atrás, la idea que recoge esta lectura obligada fue esbozada en su obra cumbre, 'Rayuela'. Además, puede llegar a definirse como su obra más experimental donde, de nuevo, vuelve al engaño más escapista a través de diferentes países y lenguajes.
A nivel cultural en sus diferentes ramificaciones artísticas, 'La vuelta al día en ochenta mundos' propone una lectura de lo más variada y enriquecedora, ya que se inspira en diferentes homenajes al desarrollo musical del momento, íntimamente relacionado con el arte moderno. Dadaísmo y surrealismo que dieron por motivación a 'Último round', la segunda parte de este juego de palabras de Julio Verne.
El nacimiento de géneros tan inabarcables como el rock y el jazz llevan a los movimientos por la paz en París en 1969, mismo año en el que Estados Unidos acogía otro de los movimientos más desmelenados y musicales como es el festival de Woodstock.
Es aquí cuando cabe mencionar la extensa experiencia que recogió en diferentes puntos del mundo y le sirvieron de inspiración para sus prosas y cuentos que le dejaron navegar en la imaginación de sus lectores. Sin embargo, entre dichos influjos de conocimiento, también aparecieron los idearios políticos que le llevaron a romper la linealidad de sus escritos.
Entre ellos, destaca 'Libro de Manuel', publicado en 1973, un conjunto de gráficos y artículos periodísticos que le sirvieron de base para mostrar su línea de pensamiento más realista y, en consecuencia, más criticada por los especializados.
Un punto de vista más personal que, si bien nos hace conocer mejor al autor, también nos muestra una de esas caras de su poliédrica personalidad que tanto ha influido en la literatura.