CIUDAD DE MÉXICO, 21 Feb. (Notimérica) -
La coyolxauhqui es el nombre del monolito que se halló tal día como hoy hace 39 años en Ciudad de México. La piedra, también llamada 'diosa de la luna', representa uno de los mitos históricos más peculiares de la cultura azteca y de sus civilizaciones antiguas. En el caso de la Tenochca, una de las pocas civilizaciones que formaron parte de la cultura prehispánica de México y que mostraba por completo la desnudez femenina como una divinidad.
Este monolito encontrado en 1978 en la base de las escaleras del Templo Mayor por trabajadores de la compañía Luz y Fuerza del Centro, se encuentra desmembrado, con la cabeza, brazos y piernas separados alrededor de su cuerpo, debido a que estas características aludían a las últimas etapas por las cuales pasaban los cuerpos de los enemigos a los que se les despojaba de sus ropajes y extremidades.
La forma redonda de la piedra es similar a la luna llena y de ahí procede su nombre 'diosa lunar'. En ella se distinguen pequeñas bolas de plumas de águila en el cabello y un símbolo en forma de campana sobre su mejilla. Además se le muestra con unos cráneos atados a su cinturón. Los arqueólogos opinan que la decapitación y el desmembramiento de Coyolxauhqui se refleja en el patrón de los sacrificios rituales en los guerreros. En primer lugar, los corazones de los cautivos eran extraídos del pecho, enseguida eran decapitados y descuartizados y finalmente sus cuerpos eran arrojados desde el templo por las escalinatas de la pirámide.
Este monolito representa, en la cosmogonía azteca, el mito convertido en escultura. Un mito que surge cuando Coatlicue (la madre tierra), al barrer su templo en lo alto del cerro de Coatepec, queda embarazada por unas plumas de colibrí que llegaron del cielo, las cuales guardó en su pecho. Este episodio pone a Coatlicue en riesgo de muerte, cuando sus hijas, Coyolxauhqui junto con las 400 Centzon Huitznahuac (las estrellas) deciden matarla, al considerar el embarazo de su madre como una ofensa.
Sin embargo, el dios Huitzilopochtli, desde el vientre de Coatlicue, decidió defender su vida y la de su madre, y mediante una serpiente de fuego llamada Xiuhcóatl, decapitó a Coyolxauhqui para después arrojarla por el cerro de Coatepec. Esta cayó y fue desmembrándose y así es como aparece esculpida en el monolito.
La enorme piedra circular de 3,25 metros de diámetro y de ocho toneladas, se ha convertido en un emblemático del Museo del Templo Mayor y su hallazgo ha aportado grandes conocimientos sobre la sociedad mexicana y su historia, todo ello unido a los numerosos descubrimientos que han ido apareciendo a lo largo de los años durante los trabajos de excavación en este templo.